martes, 20 de septiembre de 2011

LOS 144000 SOBRE EL MONTE SION

Apocalipsis 14    1 Y miré, y he aquí el Cordero estaba sobre el monte Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil que tenían el nombre de su Padre escrito en la frente.
  2 Y oí una voz del cielo como el estruendo de muchas aguas y como el sonido de un gran trueno; también oí una voz de arpistas que tocaban sus arpas.
  3 Y cantaban como un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes y de los ancianos; y ninguno podía aprender el cántico, sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra.   4 Éstos son los que no se han contaminado con mujeres, porque son vírgenes. Éstos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Éstos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero.   5 Y en sus bocas no fue hallado engaño, porque ellos son sin mancha delante del trono de Dios. Isaías 55:12 Con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas.
 La gran predicación mundial del Evangelio eterno.
Apocalipsis 14:6 Y vi a otro ángel volar por en medio del cielo, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los que moran en la tierra, y a toda nación, y tribu, y lengua y pueblo,   7 diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que ha hecho el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. El evangelio eterno es predicado por el Israel de Dios. Los 144000 y será predicado personalmente. Porque se guardara este evangelio en los corazones y las mentes de las personas. Porque las generaciones venideras son para toda la eternidad.  
  8 Y otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído Babilonia, aquella gran ciudad, porque ella ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación. Esta babilonia, es la gran confusión espiritual y religiosa del mundo.
  9 Y un tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano,   10 éste también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vertido puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y delante del Cordero. El fuego quema y consume. El azufre seca los excesos de humedad.
   12 Aquí está la paciencia de los santos; aquí están los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.   13 Bienaventurados los muertos que de aquí en adelante  dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen. 14 Y una nube blanca; y sentado sobre la nube, uno semejante al Hijo del Hombre, que tenía una corona de oro, y una hoz aguda.   15 Y del templo salió otro ángel, clamando. Mete tu hoz, y siega, porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura.
 19 Y el ángel pasó su hoz sobre la tierra, y vendimió la tierra y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios.
Apocalipsis 15  2 Y vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego, y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, de pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios.   3 Y cantan el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.  4 ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? Porque sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán, y adorarán delante de ti, pues tus justos juicios han sido manifestados.   5 Y después de estas cosas miré, y he aquí, fue abierto en el cielo el templo del tabernáculo del testimonio;   6 y salieron del templo los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro.   7 Y uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro llenas de la ira de Dios, que vive para siempre jamás.  8 Y el templo se llenó del humo de la gloria de Dios y de su poder; y nadie podía entrar en el templo, sino hasta que se cumpliesen las siete plagas de los siete ángeles. 13 Y oí una voz del cielo, que decía: "Escribe: Dichosos los que de ahora en adelante mueren en el Señor." "Sí --dice el Espíritu--, ellos descansarán de sus fatigosas tareas, pues sus obras los acompañan."

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