martes, 20 de septiembre de 2011

NUEVOS CIELOS Y TIERRA. PROFETIZÓ ISAIAS

             Apocalipsis 21
Los que venzan llegarán a ser hijos de Dios — La tierra recibe su gloria celestial.
  1 Y vi un cielo nuevo, y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de ser, y el mar ya no existía más.
  2 Y yo, Juan, vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, dispuesta como una novia ataviada para su novio.
  3 Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios está entre los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos y será su Dios.
  4 Y enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni clamor ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de ser.
  5 Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas.
  6 Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
  7 El que venciere heredará todas las cosas; y yo seré su Dios, y él será mi hijo.
  8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, y los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la segunda muerte.

La nueva Jerusalén 9.

9 Entonces vino a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la novia, la esposa del Cordero.
  10 Y me llevó en el Espíritu a un grande y alto monte, y me mostró la gran ciudad, la santa Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios,
  11 y tenía la gloria de Dios; y su fulgor era semejante a una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como cristal.
  12 Y tenía un muro grande y alto con doce puertas; y a las puertas, doce ángeles, y nombres escritos en ellas, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel.
  13 Al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur tres puertas; al poniente tres puertas.
  14 Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y en ellos estaban los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.
  15 Y el que hablaba conmigo, tenía una caña de oro para medir la ciudad, y sus puertas y su muro.
  16 Y la ciudad está asentada en forma de cuadro, y su longitud es igual a su anchura; y él midió la ciudad con la caña: doce mil estadios; la longitud, y la altura y la anchura de ella son iguales.
  17 Y midió su muro: ciento cuarenta y cuatro codos, según medida de hombre, la cual era la del ángel.
  18 Y el material de su muro era de jaspe; pero la ciudad era de oro puro, semejante al cristal puro.
  19 Y los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda clase de piedras preciosas. El primer cimiento era de jaspe, el segundo de zafiro; el tercero de ágata, el cuarto de esmeralda,
  20 el quinto de ónice, el sexto de cornalina, el séptimo de crisólito, el octavo de berilo, el noveno de topacio, el décimo de crisoprasa, el decimoprimero de jacinto y el decimosegundo de amatista.
  21 Y las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, como vidrio transparente.
  22 Y no vi en ella templo, porque el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero son su templo.
  23 Y la ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que resplandezcan en ella, porque la gloria de Dios la ilumina y el Cordero es su lumbrera.
  24 Y las naciones que hayan sido salvas andarán a la luz de ella, y los reyes de la tierra traerán su gloria y su honor a ella.
  25 Y sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche.
  26 Y llevarán a ella la gloria y la honra de las naciones.
  27 No entrará en ella ninguna cosa impura ni nadie que haga abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.
             Apocalipsis 22

22 El río de agua viva

Los santos reinarán en esplendor celestial — Cristo vendrá y los hombres serán juzgados — Bienaventurados los que guardan Sus mandamientos.
  1 Después me mostró un río limpio, de agua de vida, resplandeciente como cristal, que fluía del trono de Dios y del Cordero.
  2 En medio de la calle de la ciudad, y a uno y a otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.
  3 Y no habrá más maldición. El trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán.
  4 Y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.
  5 Y allí no habrá más noche, y no tendrán necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque Dios el Señor los alumbrará, y reinarán para siempre jamás.
  6 Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y Dios, el Señor de los santos profetas, ha enviado su ángel para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.

La venida de Cristo esta cerca 5.

7 Y he aquí, vengo pronto. Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.
  8 Yo, Juan, soy el que ha oído y visto estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas.
  9 Pero él me dijo: ¡Mira, no lo hagas!, porque yo soy tu consiervo, y de tus hermanos, los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.
  10 Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca.
  11 El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es impuro, sea impuro todavía; y el que es justo, sea justo todavía; y el que es santo, sea santo todavía.
  12 Y he aquí, yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.
  13 Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.
  14 Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que tengan derecho al árbol de la vida y para que entren en la ciudad por las puertas.
  15 Pero los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras y todo el que ama y practica la mentira.
  16 Yo, Jesús, he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.
  17 Y el Espíritu y la Novia dicen: ¡Ven! Y el que oiga, diga: ¡Ven! Y el que tenga sed, venga; y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida.
  18 Porque yo testifico a todo el que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro.
  19 Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la ciudad santa y de las cosas que están escritas en este libro.
  20 El que da testimonio de estas cosas, dice: Ciertamente vengo en breve. ¡Amén! ¡Sí, ven, Señor Jesús!
  21 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario